martes, 30 de junio de 2009

MODUS OPERANDI (LA 5)

Marchaba. ¿Cómo?, no sé. De repente ya no estaba ebrio, pero seguía fumando ese cigarro. Marchaba.

_ ¿a donde vamos?
_A donde no te vea
_la única que te entiende y no querí que te vea
_mmm

Me detuve y la mire, fumé y me senté. Ella se acurruco a mi lado.
Se acabo el cigarro.

_ ¿entonces? ¡Me entiendes…!
_sííh – dijo frotándose con mi brazo
_ ¿y?
_ ¿y por qué?
_ehhh, porque una tristeza me tiene hablando con un gato, si me entendieras no serias un gato.

Se enojo y camino por el frente mío, se lamió el cuello y se marcho

Me puse de pie de nuevo, saque unos alfajores de mi bolsillo y camine. Mi cara ya comenzaba a hincharse y pintarse. Saboree tanto el manjar del alfajor que las micros avanzaron tan rápidas que solo parecían luces pasar, y una de ellas me envolvió y me llevo hasta que ya no pude seguir despierto.

Iba en una micro, desperté apoyando el hombro en una abuelita, estaba con la ropa con la que fui al aeropuerto.

_perdón
_no se preocupe, se veía tierno.

“no creo que sea tierno una barba de tres días”

Me baje y llegue a mi casa, vi la fecha, vi la hora, me bañe y renové, me vestí lento llegue atrasado a mi trabajo.

Creo que vi a una de las lesbianas de mi sueño… fue muy poco tiempo. La vi y miro para otro lado. Yo creo que era ella pues me dio un calorcito en el pecho.

Ya era de noche; un poco de frió, un poco de hambre, un poco de sueño y hartas ganas de un chocolate, un café o un cigarro.

Afuera de mi casa, vi a una gata durmiendo con un gato acurrucados y llego un gato más que al principio no vi. A medida que avanzaba, el gato dormido me gruñía; avance como siempre, lentamente, con un poco de tristeza opacada por seguridad, y el gato me seguía gruñendo hasta que vi a ese otro gato que avanzaba al mismo tiempo que yo. Gruñón se levanto, se acerco al otro gato y lo trataba de espantar, la gata despierta ya miraba ¡a los 2 gatos!, seguí avanzando, urgentemente curioso, la gata no se movió, abrí la puerta y me miro.

“je, gatos entupidos, la gata a mi me miró”

_ ¿ves?, como los gatos te entendemos

Un frió negro recorrió mi espalda

_si no te entendiéramos, no nos aprovecharíamos de ti

Ardor, ardor en el alma.

Salí corriendo hacia ellos, ellos espantados huyeron.

Entre a mi casa, con el calor mi bufanda había cambiado de color y en un extremo, muy chiquitito, decía, “vuelve, ahora creo que quiera lanzar una moneda”

No hay comentarios: