domingo, 21 de junio de 2009

¿cómo no tratar de evitarlo?

Algo me esta pasando, algo que no le pasa a mucha gente por lo que entiendo.
Siempre he sido partidario del tiempo, uno lo escoge para plantearse la a si mismo la vida, lo que esta mal, lo que va bien, lo que nos gusta, lo que no queremos. Todo bien con eso.
Estando en lo que estaba, teniendo tiempo de sobra, pues no hacia lo que debía (no quería permanecer mas ahí), no sentí el tiempo tan denso como lo siento ahora, pues ya que no reclamo por no estar en mi sitio, no tengo nada porque reclamar, y eso es algo nuevo. ¡El tiempo me escogió a mi!, y me hizo presa fácil de mis propias ensoñaciones… y aquí me hallo secretamente, idóneamente concretándolas todas.

Desperté, me bañe, no comí, me vestí, salí a llamar, volví a casa a esperar, no como, estando atrasado salí (con tanto tiempo libre ¡no entiendo como mas encima me atraso!), metro, escaleras (cuando voy solo subo por las que no suben), llego, no hay nadie, espero (¡mentira! Me fumo un cigarro), llamo de nuevo, no contestan, llamo de nuevo, en quince minutos mas llega, espero (en realidad me desespero), otro cigarro, un chicle, no pasa nada, llamo (sí, de nuevo), “juntémonos mejor allá”, suspiro (es una lastima que no tenga nada mejor que hacer), camino, igual voy tranquilo, aquí esta.

Me ve, camina hacia mi con una sonrisa, me abraza, ¡como por tres minutos de segundos eternos!, toco su espalda con las manos abiertas cerrándolas.

_ ¿como estas?- me pregunta
La miro de reojo
_mmm. Se me olvida que solo por que eres tú tengo que llegar media hora atrasado
Ella ríe, la tomo de la mano y caminamos.

_ ¿me acompañas?
_ ¿donde? – pregunto yo, sospechándolo
_a la biblioteca
_vamos

Ella devuelve unos libros, no saca ninguno esta vez, yo nos quien la acompaña cuando los pide.

Nos sentamos en una banca mientras hablamos, la molesto y ella me molesta.

_ ¿y que has hecho?
Que irónico
_nada, o sea, leo, escribo, ya ni pienso
_ ¿y tú? – le pregunto antes de que me pregunte “¿Por qué?”
_ ¿Yo?, he, estoy yendo a unos talleres de pintura, preu, y el fin de semana trabajo

Que envidia, pienso, miro para otro lado, lo pienso, ni tanto…

_¿que estay leyendo? Me dice inspeccionando mis manos.
_Paula, de Isabel allende, nunca había leído algo de ella, y es genial, leo tres paginas y me dan ganas de llorar, leo otra y me estoy riendo, es muy bacán.

Ya eran como las seis, en un otoño mas agradable que el paraíso; por cierto, estábamos en esa plaza donde esta el bibliotren, la de al lado de la biblioteca nacional. Me encanta ese lugar, es como si fuera el patio de un jardín infantil pero para adultos.

Aun no nos besamos, los besos con Sonata (sí, padres medios hippies) son preciados caramelos, hacer el amor con ella es atravesar una y otra vez una cascada de azúcar blanca y granulada.

_ OH!, unos amigos van a hacer una revista donde todos quieren volverse locos, y me están tentando para participar

¡Lo que me faltaba!

_no se – dije con desprecio – esa idea de querer volverse loco encuentro que es el colmo de la estupidez, cacha que leí unas volás de Rimbaud , y al comienzo mas o menos de Una temporada en el infierno, escribió “y a la locura le jugué malas pasadas”; si es por lo que decías, es mucho mas valorable lo que él decía, que lo que tus amigos quieren hacer, porque vencerla, humillarla, controlarla, en el caso especial de la locura, es mucho mas sensato y exquisito que solo te lleve del brazo difuminadote los colores. Y si querí volverte loca, vive normalmente, esta “sociedad” no se demora mucho en enloquecerte y hacerte farmacodependiente.

Me miro, sus ojos brillaron un poquito, sonrió, “¡bueno, si es una idea nomás, que le pones!”. Iba a comenzar a insultarme, cuando me puse a dos centímetros de su cara.

Ambos queríamos un caramelo.
Ambos queríamos bañarnos en una cascada de azúcar, porque el tiempo, es demasiado denso como para no evitarlo.

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