viernes, 9 de enero de 2009

Defensa de un ser humano abstracto

Descubrí que no soy un escritor, ni un filosofo (pues esa condición ya la baje del Olimpo, me llego toda su realidad), también descubrí que cada cierto tiempo me gusta hacerme daño, y sin querer, en serio sin querer, se lo hago a los demás, a mi pareja, y todo, por estar solo, y supongo que de esta decisión, de mi decisión me tengo que defender. Me gusta la soledad, en ella puedo saborear a escondidas mis fluidos emocionales y racionales, y de su amargor recordar que muero, y que es lo quiero. Disfruto mucho estar de cuerpo en cuerpo, no cualquier cuerpo, no me sirven todos, solo los que esconden algo, solo los que se dibuja en ellos la mezcla de asociedad, disfruto con los cuerpos que saben lo que hacen y por que lo hacen, y disfruto la ingenuidad de los cuerpos ingenuos, que no saben porque son arrastrados a las tinieblas placenteras de la quebradas eternas de la impaciencia, pero aquellos cuerpos, que hacen lo que hacen porque solo lo pueden hacer, no me gustan, me parecen vacios, como si penetrando su vulva no hubiera ni calor ni frio, ni presión ni soltura, ni la sensación de penetrar chocolate ni penetrar merengue, esos cuerpos son incoloros, insaboros, son como el agua que solo sirve para la sed, es decir, por la necesidad. pero me atrevo a decir que no soy tan simple como eso, que me fabrico el dolor no solo para dibujarme tranquilo sobre el deseo, sino que así, solo, me hallo más libre de la libertad, de poder trazar con mis manos el aire tranquilo, de que tras mover cada falange un color distinto crea la vista, se extiende por el viento y refresca o embrutece, se amalgama a la conciencia, ¡que conciencia!, al alma, extranjera y por qué no calva, solo un pestañeo de ella se diluye en un limbo blanco, en la maraña de pantis y algodón, que nubla la mente encantada de nublarse; un solo respiro es capaz de revivir un muerto, un solo respiro es capaz de encontrarle sitio a la utopía, y la patria es también lo que no es patria, se dibuja la vida con fantasía, puedo volar si es lo que quiero, puedo cambiar dimensiones con cada paso que doy, no cambian las gotas de lluvia y me puedo bañar en el mismo rio si solo lo deseo; no, no, pero no quiero dañar a quienes quiero, no aprendí nunca sentido común, y no se agradecer, no puedo devolver, no se devolver la felicidad con felicidad, por eso es mejor la soledad, sin preocupaciones de un sadismo espiritual, sin preocupaciones de no ser yo, de perderme y desvanecerme como se pierde la arena en el viento… desapareciendo.

Aprendí, claro y después de todo, a no tener rencor conmigo mismo, no sirve de nada, sobre todo cuando mi realidad es tan irreal y hasta la risa muda del tiempo ilumina hasta la más oscura pieza de tristeza. Generalmente critico las cosas sin sentido, pero me parece que vivo en una melancolía alegre, clara y simple, simple un poco también en su tristeza, pues no se vivir a tiempo, no me convierto en un buen engranaje para los demás, y lo que puedo decir, en cuanto aprendí a vivir, es que solo giro al revés, y no entiendo que por que si la luna es de plumavit emociona tanto como un beso bien dado. Crezco de la misma manera que empequeñezco, no sé como resfriarme pero siempre estoy resfriado, no sé como enamorarme, pero siempre estoy enamorado… y si la paz consiste en no hacer la guerra menos entiendo cómo me encuentro siempre en la trinchera tan en calma. parece una ironía mientras la tierra se ríe desde el cielo de mis penas, no sé hacer más que escribir en cuerpos con mi lápiz sin tinta, luego mis letras están marcadas transparentes pero profundas, creo que es una manera inteligente de dejar huellas, mi cara de tonto habla antes que yo, como todos creen, y me escondo en el amargor de cervezas y nicotina de cigarros, soy un trasplante de corazón en un cuerpo que ya no recuerda el sonido del palpitar y es una pena que nadie entienda lo simple que soy, y me llena de ira, que los que me conozcan por mi simpleza en realidad no me conozcan, pero es justo, es el juicio correcto hacia una persona que no sabe vivir… sin duda alguna es más fácil vivir muriendo mientras me alquimizo en tumbas de cuerpos, de respiros, de sueños… y tampoco se ser un parasito de los cuerpos, no me dibujo con ellos solo por placer, sino para conocer, ser llevado por la fragancia de un cuello a un castillo clavado en las nubes, ser llevado por un entrelazos de manos hacia la conquista de lo eterno, ser llevado por medios de un encanto, de un gemido a un rio de chocolate amargo tibio, ser llevado por medio de un suspiro a estar aterrizado a tu lado, y mi felicidad seria completa si mi cuerpo, si mis gemidos, manos abrazos te llevaran al paraíso de anís, manjar, menta o azúcar o donde tú misma quieras viajar…
No me se defender, solo se porque hago lo que hago, y no entiendo porque de eso me tendría que defender… ¡PERDONEN TODOS A ESTE SER HUMANO ABSTRACTO, QUE SABE LO FACIL QUE ES PEDIR PERDON!

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