Una conclusa porquería que
hare que no concluya
hasta poder ver el color de primavera
en esos resueltos ojos que hacen
parecer un descuido todo lo que rozan.
pero la intención oculta la hace esclarecerse
pero perderse, una bola de fuego que podría arrojarla
a manos adecuadas; aun no está encendida.
(¿LO OYES?... ¿LO VES?)
mis pisadas suena a resignación,
a que la vida me venció,
tratar de cambiar el giro de la tierra,
transformarme en una piedra en el camino
para volcar
esa mala carreta de basura porquerías vacíos, sin sentidos, hipocresías, mentiras, competir como animales disfrazados de humanos… y odio los disfrazases…
trato que me vean como un animal,
pero solo soy tratado como un perro,
y la cuerda del odio me tiene del cuello y las bolas
sin dejar de hacer vibrar a ningún gesto pasajero…
¿cómo me libero de lo que creí no era una prisión?
hice lo incorrecto… siempre debí dejar que cada
uno arrastre basura y su miseria… sienten, sentimos, orgullo por ella…
“¿es que no me entiendes?”, podría contar todas las gotas de lluvia en el
cielo en un detenido segundo y aun así serian menos que todas las veces
y que he escuchado eso… y me parece que les gusta estar un poquito equivocados
para poder reírse de quien no lo está… es como una máscara de barro…
¿debería alejarme de la vida, debería alejarme del mundo, de ustedes o del barro?
siempre he querido estar ahí, para ayudar, para escuchar, pero
ya a nadie he visto crecer, solo he visto que las piernas les crecer para caminar más rápido
e ignorarse más…
la simplicidad me gusta, lo evidente lo detesto
las trampas no las hago,
y sé que voy a caer en una cuando caigo, y lo hago para sondear esa pequeña maldad,
la caída o la risa allí no son humanas…
extraño el color de primavera…
de a poco entiendo porque algunos
se sacan los ojos de las cuencas…
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