miércoles, 24 de febrero de 2010

levantar la vista

Esta vez quedé preocupado…

¿Por qué mi cuerpo no tolera mi deseo?

Sólo quiero embriagarme, arrojarme de hocico en la inconsciencia, perderme un rato de lo bueno y de lo práctico, alejarme por completo del mundo, intentar un suicidio callado…

sólo quiero también drogarme un poco, comenzar una espiral infinita de lo mismo sin que sea tedioso, aburrido y que siempre sea sorprendente, darle otro sentido a todo, hacer ver que una hormiga es lo más importante de la vida…


Pero por más que lo hago, sólo me maltrato;

Me tiro de lleno dentro de un vaso de alcohol, y lejos de estar ebrio solo estoy sangre vomitando, y esto también me da un poco de miedo…

Me fumo un pito, y mis temblores no me dejan pensar ni con tranquilidad ni con claridad…

y para que hablar de los dolores de cabeza que siento todo el día todos los días…


¿Por qué mi cuerpo no tolera mi deseo?

Todos lo hacen, alguna vez quise distinguirme del resto, alejarme, vivir solitario, tal vez con mi pareja, y hoy que hace tiempo ya estoy vencido, mi cuerpo me dice que el néctar de todos no es el mío, sin embargo ya soy un adicto… y resuena desde lejos la idea de que tal vez, hubiera podido alejarme del resto.. Mi cuerpo convulsionado me dice que no estuvo hecho para esto… quien sabe, pero desde niño me he odiado…


Y hoy solo me queda odiar a todos los caminos…


Porque serán de vuelta, serán sin salida, serán bonitos, serán esquivos pero al final y al cabo solo son una trampa para mantenernos vivos… el cielo y su silueta cae de rodillas cuando esta naranjo, y la tierra respira cuando se humedece, y nosotros como tontos agradecemos ser espectadores del maravilloso rato… encerrados en una bolita miramos hacia afuera… nada mas… solo es un truco sucio destinado al ocaso. Creo que todavía tengo fuerzas para alejarme de este ocaso… alejarme de las personas… ¿para qué?, si solo somos para otros un contacto, es decir, ya estamos todos lo suficientemente alejados…

Alejarme de ese ocaso… sí, ahora que lo pienso, después de caerme tanto y pulirme en cada azote… tal vez ese camino era el que siempre, después de todo, quise emprender… ese ocaso es la vida fácil.

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